Ser padre de un bebé altamente sensible


Si piensas que tu bebé puede ser altamente sensible está muy pendiente de él, cárgalo, acarícialo, abrázalo frecuentemente, crea momentos íntimos, tranquilos en donde ambos disfruten y rían.

Los niños altamente sensibles o NAS necesitan padres capaces de aprobarlos, padres capaces de percibir, apoyar y comprender su rasgo emocional. Que validen sus experiencias y sentimientos para crecer seguros y con sano amor propio.

Cuando somos bebés y niños pequeños nuestra sobrevivencia está en nuestros padres o criadores y tenemos un instinto de hacer cualquier cosa para permanecer cerca de nuestros padres o cuidadores. 

Si tú como mamá o papá estás deprimido, estresado, inseguro, estresado, preocupado tu hijo se va adaptar a rechazar sus propias emociones y necesidades y se va sintonizando poco a poco y cuidadosamente con tus necesidades, esto sucede inconscientemente.

Cuando somos bebés y especialmente si son altamente sensibles nos sincronizamos con las expresiones faciales y emociones de nuestros padres o cuidadores primarios. Así es como le vamos dando sentido al mundo y el lugar que ocupamos en él. 

Si el bebé siente frecuentemente disgusto, ansiedad, apatía o enojo de parte de sus padres o cuidadores, cree que el generador de estas emociones es él y este hecho puede hacerle dejar de intentar comunicar sus propias necesidades.

Cuando los bebés no tienen suficiente contacto emocional y físico para sentirse seguros amados dejan de crecer. Si nadie acude a la cuna del bebé éste finalmente dejará de llorar y no lo hará más no porque no necesite el cuidado o la atención, sino porque se dará por vencido. Si el cuidador solo acude a veces de manera inconsciente es posible que ese bebé nunca desarrolle un verdadero sentido de seguridad y confianza en otro ser humano.

Desde que nacen los bebés se comunican a través de:

  • Sonidos. Llantos, arrullos, chillidos, balbuceos, etc.

  • Expresiones faciales: Contacto visual, sonrisas, muecas.

  • Gestos: movimiento de piernas con entusiasmo, angustia, Señala con su manitos y brazos.

Por lo que tu comunicación con tu bebé comprende el contacto visual, las expresiones faciales, el tono de voz, los gestos y el momento y la intensidad de su respuesta.

Es importante que seas sensible a los cambios en los ritmos de movimiento de tu hijo, su tono de voz y la intensidad de su actividad. Dedícate a conocerlo y descubrir sus fortalezas y vulnerabilidades. Cómo se muestra cuando está feliz? Cuándo y dónde se abruma, cómo es su comportamiento cuando esta cansado, molesto, etc.

A medida que vaya creciendo dale importancia a su especial necesidad de recibir comprensión y respeto a sus necesidades. De esta forma le ayudas a descubrir su identidad, a forjar su identidad y a tener un adecuado amor propio.

Anterior
Anterior

Hablemos de Autoaceptación

Siguiente
Siguiente

Deshacerte de las Cargas Generacionales